lunes, septiembre 04, 2006

EL LLAMADO DE LAS AZOTEAS

Por Hector Bladimir



Mari, una señal del viento, dónde respirarte las tardes en que no estás, ahogando quizás la prisa vespertina de tus enterezas, curvas peremnes donde la imaginación se ahueca de la palabra prohibida y sólo contempla la bondad de la perfección; entonces no respondes el llamado de las azoteas de toda nuestra centro habana, cada un día de cada año me asombro en todos los muros de la gran habana y tiro al viento mis plegarias, quizás grabé todo mi amor a ese barrio en un viejo poema de mi cuaderno 2 (enviado por segundo año consecutivo a un concurso en PR), esperando una mujer de blanco gritar por mi, pero estoy ausente de mi mismo, sólo retoño en los versos que no escribo y soy alguien, lo que aún la cobardía no me ha quitado, donde grito todos los carajos al sol, que me importan a mi las angustias de todos los redoblantes sino estás tu,... ni Sonia, ni Vladimir, ni Nancy, ni los muertos del mar, ni la tohalla empapada más de lágrimas que de salitre, ni todo el polvo de Arizona podría vislumbrar el calcio dejado por nuestros hermanos en el mar, que se hace ya el mayor lodo del mundo, quizás para secar este mar que nos separa y poder caminar un día sobre las aguas y llegar a ti y a todos los que se fueron. Entonces vibro en tu sentimiento cuando digo una palabra valiente, paso por tu calle sedienta de arreglos florales, cuando cerca en las noches las orquestas en la Casa de la Música de Neptuno tocan en CUC para turistas y gente con dinero mandado por otros que se fueron y creen en la remesa para alimentarnos con solfeos y allí hay otra historia de centros nocturnos y cabaret...sigo y no olvido la estrella de todas tus noches, el perrito de tu viejita gritándonos por quitarle su espacio para dejar un orgasmo arrepentido del tiempo en un quicio gastado de tantos años de perros meandole su cuerpo que alguna vez tuvo la paciencia del muro, recostado en él con la bebida conjunta de otro havana club sentimos la noche, tu y yo, llorando otro futuro...lo alcanzaste en ese otro pantano, o seguimos esclavos del tirano de todos los sentimientos...Paso callado de sentirnos por todo culpables por tu puerta almendrada de vagos de Habana diaria, esta vez a pie, como siempre he quedado en tus ausencias, hasta la esquina donde te dejé y no habrá la última vez. Más tarde quiero dejar las simplezas de la angustia sin beber ni cerveza ni ron, me emborracho con una y primera película a Benny, con todo el ron que le hizo perder, o ganar, quizás hoy sería uno más tocando en la casa de la música de Galiano o de otro lugar dónde no podríamos ir...bueno, una vez pudimos pero era prestado con una invitación de la ujc o porque trabajaba allí, y al pan pan y al vino que sea de mamoncillo...Entonces te decía me emborraché con Benny y morí con él en ese largometraje moderno, quizás no pude leer y no puedo leer los mensajes de una amigo faisel pues hay que pinchar desde internet, que hubo una bronca entre él y Heminway y me viene quizás no por analogía, porque no nos acaban de entender los extranjeros que se quedan viviendo acá con todos sus privilegios de corbata jinetera que no es lo mismo libreta y receta que pizzetta y peceta, entonces no existiría los coños podridos en todas mis azoteas, te dejaría venir una vez y terminarnos en otra azotea, vivirnos plenamente sin la prisa de la eyaculación precoz de esta nuestra eterna orfandad...pero tu y yo sabemos que hay que esperar 5 años, es la cuota por tomar lo que no nos pertene, la libertad. Escríbeme otra vez y quizás pueda volver a inspirame en un poema de barrio y mujer mulata de azotea, como la Aida del Benny, entender la pasión de la carne por nuestros ancestros, aunque no el orgullo dejado en la marca de tabaco y miel, te verbo mis días de cuarentena peremne por el dengue en el cuerpo y en el alma. Un abrazo mi amiga de anejos días y de siempre, te adjunto el cuaderno enviado a PR y te debo la visita a otra RD, cuando podamos volver, normalmente, como el viejo bolero donde nos lloramos la despedida en un pain de paris...si quieres te mando el mosquitero que me prestaron dejando el carnet de identidad, estos no-chistes absurdos son nuestra cotidianeidad. Te verbo todavía.

Te quiere tu amigo de azotea y macumbas,

Solo el amor

Solo el amor